viernes, 8 de febrero de 2013

Combinacion de yoga y surf en Costa Rica

Aunque no soy un buen cocinero, quiero mostrarles una receta para el paraíso tropical. Una las vistas impresionantes al océano como fondo. Mézclelas con la flora y fauna del trópico. Añada tramos de arena blanca y, finalmente, agregue puestas de sol increíbles. Sírvase en frío con una buena dosis de yoga y obtendrá la fórmula ideal para unas vacaciones naturistas por excelencia.



No es de extrañar que en nuestro país haya tantos centros de retiro para esta práctica. Se extienden a lo largo y ancho del territorio, así que no hay excusas. Si pretende que su tiempo de ocio sea el momento perfecto para equilibrar la mente, el cuerpo y el espíritu, ya no debe buscar más. Hay muchas zonas en Tiquicia que son oasis de belleza y tranquilidad estupendos para ejercitarse.

Usted aprenderá este arte ancestral así como las formas de control del cuerpo. Concentrará la mente y utilizará las técnicas aptas para respirar correctamente. El yoga destaca por ser una forma muy particular de entrenarse. Además, se deshará de los efectos dañinos del estrés de manera casi imperceptible. Si a esto le sumamos la cálida hospitalidad y la disposición amable del tico, tendrá una experiencia de primera categoría.
Más allá de las clases, encontrará otras actividades que le acelerarán el pulso y lo llenarán de adrenalina. Escoja entre el senderismo, la pesca, el dosel o el balsismo; todo rodeado de una vida silvestre sin igual. Visite la famosa isla del Coco o dese una vuelta por la isla de Chira, un viaje único en la costa pacífica. Por tales motivos, Costa Rica se ha transformado en un destino multicultural, donde coinciden turistas de todos los rincones del globo. El clima es perfecto para ir a la playa, tomar el sol o nadar. Cientos de kilómetros de zonas costeras le brindan oportunidades innumerables.

A
hora bien, la mezcla de yoga y surf es un fenómeno en eclosión. Los surfistas muestran interés por el primero; mientras que los yogis buscan una nueva de aprovechar las olas. Y es que, de cualquier modo, ambas disciplinas son complementarias, cual pastel con helados. De hecho, la campeona mundial de surf en 9 ocasiones, Kelly Slater, es una fiel defensora de esta combinación. El entrenamiento físico con yoga para un surfista profesional es un activo insuperable. Las posturas, el estiramiento y la meditación reorientan a los deportistas acuáticos; ya que fortalecen los músculos que permiten el despegue y las maniobras en el mar.

El enfoque mental, más allá de los beneficios corporales por sí solos, son el secreto de figuras de renombre internacional como la propia Slater.

Para quienes han hecho del yoga una forma de vida, el surf les permite ejercitarse con más diversión. Incluso, si se mira con detalle, ambas disciplinas comparten principios filosóficos. Aspectos como la unidad y la armonía con el ambiente natural que los rodea, la sensibilización con la práctica y el mejoramiento personal dan cuenta de ello. También puede destacarse que montar sobre las olas no tiene límites en cuanto a edad, sexo, raza o cualquier otro calificativo que se le pueda ocurrir. Un detalle muy particular es que, aún en caso de los más expertos, siempre queda una conexión emocional con el mar y un respeto por su poder, lo que estimula la humildad en quienes lo practican.

Después de leer hasta aquí, usted se preguntará: «¿Dónde podré encontrar el pastel con helados del que tanto me han estado hablando?». Pues le revelaré la incógnita: véngase para el hotel Villas Pranamar. Es la elección idónea que mezcla belleza tropical, clases de yoga de calidad mundial, surf y muchas atracciones más por vivir.

Le ofrecen una variedad de habitaciones que se adecua a sus deseos. Sus lujosas villas de dos plantas fueron construidas alrededor de la piscina de agua salada con estilo libre. Todas tienen sala de estar, jardines tropicales y una vista espectacular. Son la convergencia perfecta entre la simpleza tropical, la brisa del mar y los acabados espaciosos.

Anímese a conocer Santa Teresa, en el extremo sur de la península de Nicoya (Costa Rica). Este es un pueblo costero tranquilo, donde encontrará tanto costarricenses como extranjeros. Hay oficinas de banco y correos a la vuelta de la esquina. Asimismo, el Parque Nacional Cabo Blanco está al lado, repleto de monos aulladores, iguanas, aves exóticas y enredaderas Tarzán.
Póngase en contacto con ellos y encargue un paquete personalizado para sus próximas vacaciones. Despierte la mente, rejuvenezca el espíritu y nútrase en esta experiencia. Descubra en primera persona por qué el lema «pura vida» caracteriza a esta pequeña nación centroamericana.
Por: Andrés Figueroa

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